domingo, 30 de septiembre de 2012

Fiestas patrias, serie 1 (concepto/suceso)


Las fiestas patrias es un tema que trae a la mente de las personas distintas imágenes según su país, región, condición y elección en cuanto a forma de vida. En México, llega septiembre y de pronto el gobierno se saca dinero de la manga para decorar la ciudad (todo verde, blanco y rojo), para que todos los que vivimos aquí tengamos la oportunidad de fingir que somos nacionalistas, y que realmente no hay nada ocurriendo en el país que pudiera impedirnos festejar que la nación “independiente” cumple años. 
Bien fácil, yo compro mi coca-cola y una torta en subway (o en alguna otra franquicia gringa) y me voy al zócalo a gritarle “viva” a un personaje que se impuso como dirigente del país por medio de fraudes y que no ha hecho más que traer más problemas a México.
Festejo un país que no considero muy mío, porque en el fondo todo mexicano es un poco malinchista; que funciona (y depende) de monopolios dirigidos por extranjeros; cuyo Estado es menos benefactor para con sus ciudadanos que durante el gobierno absolutista mercantilista del medievo; que tiene de las más grandes diferencias sociales; que maltrata a sus originales habitantes (indígenas); y cuya identidad está casi olvidada y es sólo de vez en cuando recuperada por antropólogos (extranjeros, también). 
A pesar de que no juzgo a la gente que festeja, porque no puedes vivir deprimido por algo que difícilmente puedes cambiar, yo no festejo. 
Con estas fotos plasmo lo que las fiestas patrias me pusieron a pensar:

Hombres desmontando la decoración septembrina en Coyoacán 
porque uno no festeja la nacionalidad más que un sólo día del año

Arreglando con parches el México descompuesto

Familia indígena en el centro histórico 
(¿ellos también cuentan como mexicanos?)

Taco Inn se abastece de coca cola
y se pone los tres colores para festejar la independencia del mexicano

limpiando botas
símbolo de una jerarquía social marcada; la niña parada al lado lleva decoraciones patrióticas en el pelo.

El organillero
A pesar de que todos estos instrumentos fueron fabricados en Alemania, México es el único país en el que todavía existen. Es una tradición, para algunos molesta, pero mexicana.

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